Zanjar bien el pasado
Las heridas se tienen que curar bien porque sino se corre el riesgo de que se infecten.
He conocido muchas personas que han luchado contra su alcoholismo y lo que les ha vencido en realidad, sin poder llegar a lograrlo, ha sido su propio pasado.
El pasado de un alcohólico (supongo que de casi todo el mundo, pero a mi siempre me interesa profundizar en el alcoholismo) tiene un bagaje propio.
Además, como consecuencia del abuso o de un consumo exagerado, la mayoría de comportamientos no habrán sido los correctos ni los apropiados.
Habremos mentido mucho, manipulado, jugado con las personas y herirlas.
Toda esta conducta que durante tantos años te ha acompañado, es complicada de extinguir o hacer desaparecer de un día para el otro, y mucho menos que los demás la olviden.
Cuando decidimos dejar de beber, inocentemente pensamos que todo «se borrará, pero obviamente no sucede así. El pasado se convierte en un yugo y una losa muy pesada con la que es difícil cargar. Tanto, que nos impide poder disfrutar de un presente y de la sensación de recuperación que nos produce ese despertar pleno de serenidad y sobriedad.
Como siempre cuando trato este tema, no justifico a nadie por lo que ha hecho durante su etapa de consumo, pero lo que si defiendo es que si queremos avanzar y lograr una meta de paz, tranquilidad y bienestar con nosotros mismos … hay que aprender a coser bien esa herida.
¿Qué nos quedará una cicatriz? ¡Evidentemente! Pero que sea sólo eso, una cicatriz. No nos excusemos en ella para volver a recurrir a la botella.
Los hombres/mujeres fuertes no se hacen por sus éxitos, sino por la capacidad que tienen de resolver y solventar sus fracasos.
Zanja el pasado, siente el presente e ilusiónate con un futuro de armonía.