«Yo no necesito que nadie me coma el coco y me diga lo que tengo que hacer…»

Ese es el principal problema

Se puede estar enfermo, beber durante años prolongados, abusar del consumo, haber sufrido consecuencias muy graves y serias a todos los niveles, destrozado y desmenuzado emocionalmente a una persona en su interior por culpa del alcohol, … pero la soberbia y prepotencia, esa arrogancia y autosuficiencia que desarrollamos todos los enfermos alcohólicos hace muy complicado que reconozcamos nuestro problema, que no lo aceptemos, y además, que no queramos consejo, orientación o ayuda de otros.

Ese problema tan acuciado y característico de los enfermos, hace que la enfermedad no es que sea difícil de tratar,sino imposible.

«Señor, si todo lo que usted dice y me han dicho en otros centros está muy bien. Incluso los médicos a los que he ido, ya he perdido la cuenta, me han dicho muchas cosas sobre esta enfermedad, pero es que él (refiriéndose a su hijo) no quiere escuchar y dice que todos son unos comecocos y que no tienen ni idea porque no entienden lo que realidad le pasa- me comentaba una señora mayor el otro día desencajada, desesperada y compungida por el padecimiento que le está suponiendo ser codependiente de él.»

Esta situación es frecuente y habitual. Es hasta normal. El enfermo huye de toda recuperación. No quiere oír hablar de nada que sea «quitarle la bebida». El enfermo, aunque cueste comprenderlo, es más feliz bebiendo que exponerse a una vida sin alcohol u otras sustancias. Hará todo lo posible…para no dejar de beber.

Si todo el mundo que tiene un problema de consumo acudiera a tratarse …esta enfermedad no tendría nada de compleja.

Nunca hay que dar falsas expectativas pero tampoco perder la esperanza.

¿Complicado? Complicado es tener una enfermedad y a pesar de padecer todos los síntomas y más, …no querer reconocerla. ¡Eso si que es una complicación!