¿ Y qué podré hacer sin beber?
¡Es increíble el que nos lleguemos a poder plantear algo así! ¿Qué haremos sin poder beber?
El alcohol nos deja tan «tocados» que llegamos a pensar y creernos que todo lo que hagamos tiene que ser gratificante y divertido. Como si cada acción tuviera una recompensa de satisfacción. Exactamente lo mismo que un bebé:que si no le dan lo que desea,patalea.
No concebimos de ninguna manera un mundo posible sin alcohol. Es una obsesión tan angustiosa que aunque para mí sea sencillo explicar,por mucho que lo trasmita de maneras diferentes,las personas que no lo han vivido,les cuesta mucho comprender y asimilarlo.
Es un vacío del alma. Va más allá de una etapa o una crisis existencial,de un «qué va a ser de mí,qué pasará»,sobrepasa cualquier proyección futura que una persona no intoxicada pueda imaginar. Es una idea horrible. Una idea de la nada. Nuestra cabeza,la de los enfermos alcohólicos,no está preparada para visualizarse en un universo en el que exista recompensa y satisfacción sin necesidad de alcohol para lograrlo.
La verdadera y cruda batalla contra el alcohol nunca está en la sustancia, sino en las asociaciones,ideas preconcebidas,aprendizaje alcohólico (aprenderlo a hacer todo con alcohol:ser adolescente,relacionarse,encontrar pareja,casarse,paternidad y maternidad,desarrollo laboral,construcción de la personalidad,etc.) y diversos arraigos y uniones al consumo que durante tantos años nos han hecho creer que el mundo era de otra manera.
¿Que qué podemos hacer sin alcohol? ¡Vivir! Vivir de verdad,sin las percepciones y emociones anestesiadas. …¡Casi nada!