Voy intentar a beber menos
La escala del auto-engaño
Comenzamos a contemplar la posibilidad de cambiar o de hacer algo ante la cantidad de años y veces que nos han reprochado y recriminado nuestra conducta debido al consumo: en exceso, con frecuencia, abusando, …
Lo primero que pretendemos es seguir bebiendo pero sin tener consecuencias, y allí es donde empieza toda esa sarta de mentiras y experimentos «caseros» que nos conduce directamente al auto-engaño, y por supuesto al fracaso.
Inicialmente consideramos la idea de beber menos, cosa que podemos hacer temporalmente, pero al cabo de unos días o semanas ya estamos en las mismas.
Al no funcionar, «tiramos» de esa fantasía de aprender a beber. «Beberá, pero procuraré hacerlo con moderación y sin pasarme». ¿Resultado? exactamente lo mismo que el anterior intento.
Seguidamente, aburridos de fracasar y ser inconstantes en nuestras ilusiones de poder seguir bebiendo pero sin joderla, viene el intento más osado y deseado: ¡Controlar!
Nos decimos: de a partir de ahora, controlaré y sólo beberé la cantidad justa para que no me afecte. Ante esta intentona, no hace falta que diga el resultado.
Todo este proceso y escala de intentos y fantasías para «aprender a beber» son continuas decepciones que nos van atrapando y robando la autoestima porque si no las llevamos a cabo no es por falta de voluntad o buena intención, sino porque probablemente ya hemos enfermado y por mucho que hagamos, siempre estamos condenados y esclavizados a la necesidad de consumir, anteponiéndola a cualquier persona o situación.
Beber menos, reducir consumos, moderar, etc. puede ayudar a aquél que no ha enfermado, pero si ya se ha cruzado la linea, el único experiimento que funciona es … pedir ayuda y ponerse en tratamiento.
No busquemos donde no hay, no desgastemos nuestras fuerzas en seguir autodestruyéndonos.