Vivir, existir, sobrevivir, «sobrebeber»… ¡Esta es la secuencia!
Ese es el camino desde la primera copa hasta la qué ya nos domina.
La existencia de un alcohólico (la vida ya no existe) es patética. La gente piensa que que enfermar de alcoholismo u otras drogas es un juego, cuando en realidad es un descenso a un pozo del cual, como más te adentras, más difícil es salir.
Pero la mera existencia para el alcohol no le es suficiente. No le basta con manejar la vida; tiene que destrozártela.
Por eso pasamos y malgastamos el tiempo de nuestra vida pensandocon y en el alcohol. Sobrevivimos en todos los campos (el familiar, el social, laboral) de «aquella manera», pero no sentimos ni percibimos nada porque estamos siempre dentro de una botella. Cualquier actividad que realicemos, sea cual fuere, va acompañada de un trago.
Y como he dicho en el titular: este proceso es secuencial y si no se le pone remedio, siempre empeora.
¿Cómo puede empeorar más, todavía? «Sobrebebiendo»: respirando para beber, moviéndose para beber, tramando para beber, mirando el mundo y a lo que nos rodea con el color alcohol.