¿Vergüenza? Vergüenza hay que tenerla cuando estás abusando, nunca cuando te estás recuperando.

Cuando estás intentando hacer las cosas bien en la medida que puedes no tienes porque preocuparte ni sentirte mal.

Comparto esa sentimiento de tristeza, angustia y vacío que nos produce el dejar el alcohol a aquellos que hemos enfermado, abusado o tenido un consumo prolongado. Lo comparto porque lo he vivido y experimentado.

Es totalmente cierto que cuando «paramos» esa espiral de consumos, destrucción y surrealismo que envuelve entre sombras el oscuro mundo del alcohol y las drogas, nos invade un sentimiento de culpa que hace que perdamos la autoestima y nos sintamos mal y acomplejados por nuestros comportamientos durante nuestro largo período de actividad inapropiada, ofensiva y de desprecio hacia los demás.

Este sentimiento de vergüenza es natural al inicio de una recuperación y no queda más remedio que pasarlo, sufrirlo, vivirlo y vencerlo si queremos llegar a estar bien.

Pero sólo un matiz: Puede que sienta vergüenza por algunos de mis comportamientos durante mis años de consumo, pero nunca por ser enfermo alcohólico.

Nunca tendré vergüenza de ser alcohólico. ¿Acaso la gente tiene vergüenza cuando padece otra enfermedad?

Prefiero ser alcohólico que imbécil. El alcohólico tiene tratamiento, la imbecilidad no.

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