¿Vergüenza de que sepan que estoy haciendo un tratamiento?

Respeto cualquier decisión del enfermo alcohólico de decir o no si está dejando de beber, haciendo un programa, yendo a un profesional, etc.  pero lo que no creo es en tener vergüenza por ello.

Muchas veces cuando este tema ha salido en una charla, todos los enfermos que participamos en ella solemos coincidir en que vergüenza cuando bebíamos, nunca cuando estamos esforzándonos no sólo para dejar de beber sino para volver a aprender a vivir sin hacerlo.

Personalmente yo no tengo ninguna vergüenza de ser alcohólico y sé que muchos de mis compañeros rehabilitados y recuperados, opinan igual. No tengo vergüenza porque comprendo que es una enfermedad y ¿Alguien se avergüenza acaso de estar enfermo?

Si es cierto que existe un reparo y una resistencia tanto a aceptar y reconocerse enfermo como a seguir un programa en el cual nos den las pautas para salir de este infierno, al igual que sería mentirnos si no dijéramos que la sociedad todavía estigmatiza y estereotipa (señala con el dedo) a los alcohólicos, metiéndolos a todos en el mismo saco y sacando conclusiones y juicios anticipados que nada tienen que ver con lo que en realidad sucede.

Para empezar hay que partir de la premisa que cualquier persona que consume alcohol puede llegar a enfermar, independientemente sexo, edad, condición social, etc y perfil de consumidor. Por lo tanto, como alcohólico me trato a diario de una enfermedad crónica pero llevo una vida mejor que normal (gracias a mi enfermedad he podido recuperar muchos hábitos saludables, una actitud positiva, un dinamismo, y una fuerza de superación que me acercan cada vez más a ese equilibrio que exige el bienestar).

¿Vergüenza? Vergüenza cuando bebía abusando y descontroladamente sin ni siquiera haber enfermado, por mis conductas y comportamientos, pero de recuperarme, de hacer un tratamiento, y de ser alcohólico? ¡No, ninguna!