Vejez prematura

Cuando nuestra vida gira en torno a una botella, envejecemos muy rápido. No importa la edad, el estado físico, la salud en general. Morimos lentamente en vida y así podemos permanecer en este estado años y años. Nos convertimos en sedentarios, apáticos, malhumorados, desilusionados y desencantados con la vida, enfadados y cascarrabias, protestones, …

A medida que enfermamos nos vamos aislando y alejándonos de toda actividad donde el alcohol no esté presente.

Huimos de compromisos sociales normales y cotidianos porque no nos sentimos a gusto (ir al cine, viajar o simplemente ir de excursión, reuniones o comidas familiares, practicar alguna actividad física o dinámica, tener aficiones).

¿Por qué lo hacemos? Porque no nos sentimos cómodos en ninguna actividad donde el alcohol no esté presente. Si no hay alcohol …, parece que la vida no tiene sentido para nosotros.

El exceso de realidad nos hace daño. Necesitamos ir colocados o intoxicados porque no soportamos nuestra propia existencia por mucho que aparentemos estar bien y hacérselo creer a los demás.

Así, poco a poco, nos vamos estancando y echando el ancla de la vida sin avanzar, ni sentir, disfrutar o contemplar porque no le encontramos ningún tipo de placer a estas situaciones si no es bajo los efectos.

Reducimos nuestra zona de confort al bar o el sofá. Evitamos la interacción social porque ella nos obliga a guardar las apariencias (hay que mantener la compostura y eso hace que no podamos beber como en realidad queremos beber), y eso no nos interesa. Lo único que queremos es beber, beber, y beber. Beber cada vez más. Aumentamos progresivamente cantidades y frecuencias para huir de nosotros mismos.

El problema de este sedentarismo, pereza, holgazanería, y rendición social es que no sólo nos afecta a nosotros, sino a todos los que conviven con nosotros que tienen que cargar con nuestra frustración y amargura.

Por eso los años y la experiencia me han vuelto muy sarcástico cuando me dicen según que cosas y no me queda más remedio que reírme: » Es muy buena persona y era muy activa cuando lo conocí. Siempre estaba animado, haciendo cosas, soñando,… pero ahora no hay quien lo mueva del sofá o de cerca de casa. No quiere hacer nada, no quiere ir a ningún sitio, se enfada con facilidad, siempre despotrica y juzga a todo el mundo. ¡No parece el mismo!-acaban por confesar»

Ante este tipo de comentarios más frecuente de lo que parece, si está la botella de por en medio …, no necesito discurrir mucho y hago un diagnóstico casero y poco científico pero acertado; alcoholismo.

He comentado todo el tiempo que «envejecemos precozmente». Los hay que van un poco más allá y, más que actuar con envejecimiento, simplemente vegetan.

Siempre lo he he mantenido y me ratifico: cuando estaba tan mal por el consumo, yo no vivía, existía.

 

2 Comments

  1. Enrique Román Martinez en Facebook el 4 junio, 2016 a las 9:48 am

    Buenos días, la verdad es que en mi vida se producido un parón de unos cuantos años. Cuando la volví a retomar a los 38 me di cuenta de que los años impregnados en alcohol, no fueron años vividos, fueron años bebidos.Leer más ..

  2. Sonia Fernández García en Facebook el 4 junio, 2016 a las 10:21 am

    Feliz sábado Enrique.

Deja un comentario

Debes iniciar sesión para escribir un comentario.