Una recompensa que puede convertirse en un castigo
Asociamos beber alcohol muy frívola y exclusivamente a juerga, diversión, ocio, placer o entretenimiento, cuando la mente es tan compleja que le da muchísimas más significados. compañía (para no sentirse solos), escape (evitar afrontar la realidad), para vencer la cobardía y los fantasmas que nos invaden (estar anestesiado para no pensar), por auto-medicación (buscamos el efecto relajante para vencer la ansiedad, la angustia, etc.) y además de otras más, una muy especial y de la que quiero hablar a la que voy a llamar » porque me merezco un descanso».
En primer lugar, para poder comprender este tipo de reflexiones hay que hacerse un planteamiento sobre el consumo de alcohol: ¿Bebo por placer y para desconectar sin perder el sentido de la realidad o lo hago con toda la intención de buscar un efecto?
En esta cuestión está la respuesta a la enfermedad.
Pero volviendo al «bebo porque me lo merezco» o «efecto homenaje»: Bebo porque he acabado los exámenes y me lo merezco, porque he trabajado muy duro y me lo merezco, porque las cosas me han salido mal y me merezco olvidarme de todo, o por el contrario las cosas me han salido muy bien y me merezco celebrarlo.
Este pensamiento de «recompensa» (el alcohol es mi premio) puede convertirse en muy peligroso y derivar en el significado opuesto a la larga, convirtiéndose en un castigo.
Las asociaciones y representaciones mentales personales que le damos cada uno van variando con la trayectoria del consumo, la dependencia, la tolerancia a la sustancia, y las experiencias vividas. Al principio, el pasarse un día de fiesta y «medio colocado», desinhibido, y con esa sensación de relajación que nos produce el alcohol, puede ser estupenda y fantástica. El problema (o la trampa, porque para mi el alcohol no tiene problemas,tiene trampas) está en que si repetimos la misma conducta una y otra vez, el resultado no será siempre el mismo de diversión o gratificación ya que la interacción y los contextos irán cambiando.
Por otra parte, quien busca el efecto corre el riesgo de ir en busca de uno y acabar encontrando el «otro». Los efectos del consumo no son los mismos sino que son una sucesión de ellos que van cambiando con la cantidad ingerida: Partiendo de los que más «enganchan»: La euforia, la diversión, la desinhibición, el estado de bienestar, etc que nos da las primeras horas terminando por el bajón, la depresión, y el me quiero morir después de horas de consumo e intoxicación.
Por esa razón, aún siendo alcohólico, nunca he estado en contra del alcohol cuando este se utiliza como un recurso placentero más como puede ser una buena compañía o una buena comida. Pero sí lucho para concienciar, informar, y hablar claro de las consecuencias que puede tener su consumo si no son las adecuadas (excesos, abusos, frecuentes intoxicaciones, consumo regular, y especialmente búsqueda de un efecto que por haber enfermado …jamás volveremos a recuperar.
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He utilizado el alcohol en muchas variantes:para calmar el dolor(fisico y heridas del pasado) , para dormir, para conocer gente vencer la timidez, para deshinibirme, como remedio ante la soledad, para evadirme de la realidad y sobre todo como reLeer más ..