Una bomba de relojería

» Tic, tac, tic, tac, tic, tac,…»

Al enfermar de alcoholismo el explosivo ya está activado. Sólo es cuestión de tiempo para que estalle.

Lo peor que nos puede pasar a los alcohólicos en activo es que las cosas nos vayan bien.

Mientras nuestra vida sigue adelante aparentemente sin consecuencias y pasa desapercibida nuestra enfermedad, a pesar de que las cosas nos vayan bien, lo único que conseguimos es incrementar que cuando estalle esa bomba interna que llevamos dentro, la explosión sea tremenda y de dimensiones inimaginables.

Esa situación que suele tener una ocurrencia con frecuencia (estar enfermo y parecer que no pasa nada o que simplemente sólo somos bebedores de alcohol que sabemos beber y controlar) hace que exista la comparación constante, alimentándonos nuestro ego y vanidad al pensar que tenemos todo controlado y que los qué es es peor;que se lo crean y nos lo creamos nosotros mismos.

Quiénes hemos enfermado de alcoholismo, tarde o temprano reventaremos. La enfermedad se puede contener, reprimir y ocultar temporalmente (incluso durante años), pero no se puede controlar.

Somos una bomba que estamos ahí y, simplemente es cuestión de tiempo o sucesos desencadenantes para que explote. No hay otra alternativa ni mucho menos solución mientras sigamos consumiendo y creyéndonos inmunes.

Siguiendo con la metáfora de «la explosión», la única manera de evitarla es desactivándola.

¿Cómo? ¡Con tratamiento y recuperación!

Un buen tratamiento y una recuperación adecuada son las únicas herramientas para cortar los cables correctos.

¿Qué no se hace de este modo? … Entonces, sólo es cuestión de tiempo. Y la onda expansiva y brutalidad del estallido no es un simple susto o una simple consecuencia. Cuando la bomba de relojería estalle repercutirá, además de sobre  nosotros, también sobre todo lo que está alrededor.

Si eres alcohólico, sólo está en tus manos tomar la decisión: seguir con el tic-tac o pararlo.