Un amor incondicional

» A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota»  Madre Teresa de Calcuta

 

Más que una reflexión lo que pretendo escribir en este artículo es un homenaje. Un homenaje a todas esas familias, madres, padres, hijos e hijas, abuelos y abuelas, amigos, etc. que luchan, y luchan, y siguen luchando con todo su amor para ayudar a sus seres queridos que han enfermado de alcoholismo y se resisten a recuperarse, a entender o comprender que el alcohol les está hundiendo y matando lenta pero progresivamente.

Estamos muy mal acostumbrados a utilizar el concepto de «amor». o tal vez lo hacemos con demasiada facilidad, gratuidad, y frivolidad. Creo que la culpa de todo esto la tiene Hollywood y sus películas sensibleras en las que nos muestran siempre la versión de amor como algo romántico y pasional.

¿Historias de amor reales? Las historias de amor se escriben desde el anonimato y muchas veces se reflejan en el sufrimiento.

Cada semana, cuando hago un repaso a lo que me ha sucedido, al tratar con tantas y tantas personas que padecen alcoholismo o codependencia, no dejo de aprender y sensibilizarme con sus muestras de apoyo, cariño, entrega, esfuerzo, y esperanza.

¡Qué terrible es amar a alguien e intentar ayudarle cuando esa persona, por culpa de una enfermedad, es incapaz de tan siquiera verlo o saberlo!

Los enfermos alcohólicos llegamos a amar tanto a la botella que incluso anteponemos su cariño hacia ella ante las personas. Es la necesidad que nos crea la enfermedad la que nos hace actuar de este modo.

Lo impresionante es ver tantas muestras de amor hacia nosotros aún cuando nuestra credibilidad es cero, cuando ya han perdido la confianza de tantas mentiras y comportamientos que hemos dicho o creado, cuando quieren seguir a nuestro lado apoyándonos y nosotros intentamos hacer todo ,lo contrario alejándonos. Cuando nos perdonan una y otra vez y nosotros respondemos a esa actitud con más ofensa, desprecio y aislamiento.

Pero referente a ese amor incondicional que se refleja en los rostros desencajados por no ser correspondidos ni tan siquiera apreciados, siempre veo fuerza, luz, y esperanza. Es cierto que con el alcohol de por medio, las historias no siempre acaban bien, pero el hecho de observar y contemplar ese esfuerzo y entrega a pesar de tantas decepciones, me hace ser siempre optimista y seguir creyendo que detrás de cada recuperación hay una fuerza inexplicable o mejor dicho, indescriptible, que hace que sea posible.