Todos no pueden estar equivocados

Una persona puede tener fuertes convicciones e ideales, pensar a contracorriente, ser genial, especial o diferente. Puede que su forma de ver las cosas sea visionaria o revolucionaria y no sea comprendida por ello.

En ese caso hablaríamos de genialidad, no de alcoholismo.

A un alcohólico le sucede «similar»: Piensa que los demás se equivocan y él es el único que tiene la razón. La enorme diferencia es que de genialidad no tiene nada sino más bien de enfermedad.

Un alcohólico no tiene convicciones, tiene una necesidad imperiosa de consumir y un deseo irrefrenable de hacerlo.

Un enfermo alcohólico se siente incomprendido no porque no lo entiendan, sino porque precisamente lo entienden demasiado.

Un alcohólico no es reprochado o recriminado continuamente por sus ideologías, sino por sus comportamientos.

¡Basta ya de tanta tontería! Cuando todo el mundo te dice que te estás equivocando, que vas mal, que ese no es el camino, etc. y ello es debido a tu forma de consumir o tus consecuencias por ello … ¡No insistas, tienen razón!

¿Por qué?

Porque algunos se pueden equivocar, pero cuando es todo el mundo quién opina así, piensa que no es posible que todos estén equivocados. Porque como he dicho en el encabezamiento: Todos no pueden estar equivocados.

 

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