Territorio comanche
Dónde yo bebía (no que vivía, aunque por ahí también intentaba eso) con abuso y frecuencia, en mi última etapa agresiva de consumo, en un radio de 200 mts había 17 bares. Siempre podía encontrar cómo beber, nunca cómo no hacerlo.
Los profesionales, principalmente, merecen un respeto y mérito, que muchas veces se obvia, por intentar ayudar y salvar muchas vidas o familias por el alcoholismo. A continuación los centros, asociaciones, e instituciones especializadas en tratar, intervenir, abordar o derivar sobre esta temática tan pandémica y actual del abuso de alcohol o enfermedad del alcoholismo.
En la introducción he mencionado 17 establecimientos donde se vende y consume alcohol en un radio de extensión ridículo cuando en una población que ronda el millón y medio de personas en nuestra comunidad, no llegamos a esa cifra de centros de ayuda.
Evidentemente la estadística es casera. Los datos son obtenidos de mi experiencia sondeando «de un vistazo» como está el panorama. Está claro que si comparáramos el total de establecimientos(no sólo bares, sino tiendas, gasolineras, hasta estancos y comercios sin una categoría muy definida que venden también alcohol) con los centros de tratamiento, deberíamos avergonzarnos.
A la escasez de centros de ayuda, la falta de especialización en la formación de profesionales para esta enfermedad, la desinformación en general, más la influencia de apología que ejerce la poderosa publicidad patrocinada por los intereses creados, le sumamos el estereotipo y estigma de este tipo de asociaciones … ¡Apaga y vámonos!
Por mi forma de expresar y para no ofender lo haré con dos lenguajes muy diferentes, uno refinado y otro callejero, explicaré lo mismo para trasmitir cómo piensa y juzga la gente sobre el tratamiento de esta enfermedad:
Los alcohólicos pensamos que los médicos, profesionales o instituciones (obviamente estoy en ese lenguaje políticamente correcto) no nos pueden ayudar porque ellos no nos entienden y que sus recursos son muy escasos ya que la mayoría no está especializada en esta enfermedad y desconocen muchos aspectos de ella. Sólo nos dan fármacos o terapias muy genéricas pero no nos «enseñan» o ayudan a dejarlo. No sirve de nada- comentamos con nuestro fuerte sentimiento anti-empírico impregnado por la ignorancia y nuestra verdadera intención de dejar de beber- para a continuación sentenciar con un «yo lo he intentado varias veces y no me ha funcionado».
Ahora toca mi lenguaje: el barriobajero, el callejero, el de alcohólico, el de a pie de calle ..
Para introducirlo necesito crear un entorno para que el lector imagine y se sitúe: Estamos en un bar o en la calle, eso es lo de menos, bebiendo y con varias copas a encima. Nuestros decibelios han aumentado en el tono de voz y hablamos fuerte y con prepotencia porque el alcohol ya comienza a hacer sus efectos y comenzamos nuestro discurso respecto a cualquier lugar donde puedan ofrecernos ayuda y empezamos a despotricar. » Los profesionales no tienen ni puta idea seguramente porque la mayoría se mete de todo y también consume, y los centros a o asociaciones son especies de sectas o reuniones de alcohólicos muy cabreados porque no pueden beber, que no sirven para nada y sólo te quieren comer el coco o lavar el cerebro …»
El mundo al revés: Dónde se bebe, aunque ese consumo te esté matando o destruyendo toda la familia, se erigen altares. Sin embargo, dónde te quieren ayudar son lo peor de lo peor por una excusa u otra, convirtiéndolos en territorio comanche.
¿Mi reflexión? ¡Estamos bien jodidos!
¡Huye de estereotipos, de prejuicios, de lo que te cuenta el de al lado o tu vecino, ten personalidad, pide ayuda, y por supuesto …salva tu vida, porque del alcohol, se sale!
1 Comment
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M’ha agradat molt.
Tothom ho hauria de llegir!!!!!