… tal vez no ganes amigos, pero como mínimo te harás amigo de ti mismo.

Esa es la consecuencia de una buena recuperación alcohólica.

Cuando acabas con la botella … acabas con toda la tontería y frivolidad que arrastrabas con ella.

Una persona que se rehabilita y recupera bien, deja lo externo para profundizar mucho en su interior, comprendiéndose y a la vez conociéndose, lo que le lleva a adoptar una nueva actitud vital que muchas veces puede no gustar o ser apreciada.

Nuestro lenguaje se vuelve directo, crudo, y realista. Se habla sin tapujos y se evitan los rodeos y las circunstancias que de alguna manera nos intoxican. Se produce una limpieza interior, se pasa la criba, se filtra lo que vale o no vale la pena, y se van sacando conclusiones y acciones que aporten a nuestra vida, no que resten.

Nos volvemos prácticos y pragmáticos. Dejamos de desgastarnos en lo que no merece ni tan siquiera hacerlo. Ponemos plomo a nuestros zapatos y tocando la tierra, sustituimos la fantasía por la ilusión.

La falsa condescendencia y complacencia se encierran en el cajón del olvido. Trabajamos para huir de la mentira y para cambiar la excusa por el motivo.

Evitamos la complicidad del consumo y la reemplazamos por  amor.

Dejamos de reír las gracias que no resultan nada graciosas porque ya no tenemos miedo.

Nos liberamos. Ya no buscamos aumentar el vacío sino alimentar el optimismo y lo positivo. Sacamos de aquellos pequeños detalles que pasan desapercibidos o resultan insignificantes el verdadero contenido que compone la vida.

Nos esforzamos en ser humildes y honestos, construyendo día a día un futuro diferente al qué estábamos condenados con el alcohol.

Esa metamorfosis, a base de mucho esfuerzo, entrega y perseverancia, acaba por convertirnos en extraños. Por eso, tal vez nuestro nuevo enfoque vital en el qué ya no nos prostituimos por una botella, nos convierta en auténticos desconocidos para aquellos qué nos conocieron bebiendo.

Nuestra actitud alejará muchas personas porque les haremos sentir incómodas y no seguir el juego social y probablemente, no vayamos haciendo amigos sino todo lo contrario.

¿Lo importante? Es que en ese proceso de cambio, de conductas, de transformación, … ganaremos el mejor amigo que podamos tener: a nosotros mismos.

No se va de auténtico, … se es.

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