Soluciones rápidas, decepciones continuas.
Pretender correr y precipitarse, poniéndose bien y arreglando despropósitos de décadas, cuando se trata de alcoholismo … no funciona.
Más que de enfermedad, inicialmente, yo me lo tomaría como un proceso: Un proceso de ida ( el tiempo que transcurre en enfermar) y un proceso de retirada ( el tiempo que se necesita para recuperarse).
Un proceso secuencial por fases en las que cada una que vamos superando nos lleva a la siguiente.
Me hace mucha gracia y a la vez siento lástima cuando la sociedad, por desconocimiento o ignorancia, ve tan sencillo dejar de beber.
Las fases deben llevar un órden y coherencia: Desintoxicación ( la primera y más necesaria porque mientras sigamos bajo los efectos del alcohol, nuestra capacidad de comprensión será nula). Seguidamente un entreno a base de horas de trabajo, introspección y reflexión para intentar conocernos y recuperar la autoestima aprendiendo a querernos. Posteriormente, un aprendizaje para aprender a vivir sin beber para acabar extinguiendo ese deseo de consumo para siempre. En esta última fase hay que reforzarse y dotarse de estrategias para conseguir fortalecerse.
¿Cuándo vendrá la solución?, ¿ Cuándo estaremos bien?. ¿Cuándo obtendremos la recompensa?…
Primero trabajemos, y en base a nuestro esfuerzo, compromiso, y actitud, lo demás ya vendrá.
Las prisas en una enfermedad tan compleja como el alcoholismo, suelen ser fruto de una mala base en la recuperación.