Sin olvidarnos que, ante todo, los alcohólicos … somos personas.
Comprendo, comparto, entiendo, y empatizo con el malestar ocasionado por nuestras conductas, la de los enfermos alcohólicos, hacia y para con los demás, especialmente con los familiares más alegados, parejas y amigos que han vivido o convivido con nosotros.
Sé que no es fácil ni nada sencillo que olviden o lleguen a confiar en nuestra posible recuperación y que todo ese infierno sufrido llegue a desaparecer y el enfermo cambie, rectifique y reconstruya su vida sin volver » a las mismas».
Pero, nunca me rendiré en mi convicción de que todos somos recuperables. Otra situación muy distinta es que no lo queramos hacer.
Por lo tanto, defiendo y me ratifico cada día con más optimismo, esperanza e intensidad en esta premisa de lo siguiente:
Detrás de cada enfermo alcohólico, aunque sea en lo más profundo, … se esconde una persona.
Una persona anulada y dominada por la botella. Una persona atrapada en un bucle en que la necesidad de consumir no le deja asomar a la superficie, una alma entre dos mundos muy opuestos.
No defiendo ni justifico ningún comportamiento pero yo, … también soy alcohólico.
Soy alcohólico rehabilitado en eterna recuperación pero antes fui alcohólico en activo durante casi tres décadas, y «más antes», coodependiente con familiares alcohólicos en mi hogar.
Por lo tanto, he visto y vivido esta maldita y cruel enfermedad desde todas las perspectivas posibles y eso me hace tener una visión tal vez más humana y esperanzadora, porque así cómo he visto desastres, tragedias y familias rotas o truncadas, también he visto renacer a muchas otras gracias al tratamiento y la recuperación.
Podemos estar enfadados, disgustados y deprimidos, decepcionados con nuestros familiares alcohólicos. Pero nunca, nunca, jamás de los jamases rendirnos y perder la esperanza que tal vez algún día, esa persona que criamos, conocimos, compartimos momentos maravillosos y se perdió en el fondo de una botella, tal vez salga de ella y regrese con nosotros.
No estereotipemos, no juzguemos, no pre-juzguemos o etiquetemos gratuitamente. Guardemos esa energía para luchar y crear estrategias para ver si lo conseguimos.
4 Comments
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Pediré siempre disculpas por mis comportamientos pero nunca me disculparé por ser enfermo.
Verdades como templos!!… Grande Mica Cañellas!!
¿ que enfermo se disculpa, por estar enfermo? ….es de ciencia -ficción.
Elena