¡Sí o sí!

El mayor logro es el paso más difícil de dar y el que menos esfuerzo implica: Reconocerse enfermo.

Una vez conseguido ese paso de gigante, los protocolos de intervención, la derivación, la asistencia y ayuda, son lo más fácil de conseguir.

Por eso, cuando sabemos que alguien a quien queremos está enfermo, hay que actuar, insistir, …hay que lograrlo, tiene que ser un «sí o sí», sin opciones ni negociaciones.

Luego ya veremos las estrategias que hay que utilizar, los procesos, el tipo de tratamiento, cómo le desintoxicamos (hospitalaria o ambulatoriamente), qué programa y dónde debe seguirlo, cuales son las siguientes fases, etc.

Nadie quiere ser alcohólico, nadie quiere que se le etiquete como tal, todos tenemos vergüenza, miedo, y ofrecemos resistencia a aceptarlo pero eso no significa imposible, sino frecuente cuando hablamos de alcoholismo.

¡Hay que conseguirlo, no hay que perder la Fé, la esperanza, la paciencia,…!  Hay que luchar con las armas que tengamos y con las estrategias posibles para lograr «llevarlo» como mínimo al médico o que diga, aunque sea con la voz pequeña y en tono bajo: «Creo que tengo problemas de alcohol».

Sé que muchos familiares que me leéis o os informáis por otras vías, estáis aburridos y cansados de durante años intentarlo yendo de un sitio para otro. Yo no pretendo engañar a nadie y sé que lamentablemente a veces, no hay nada que hacer. Pero, mientras haya vida …hay esperanza y las flautas … a veces suenan.

¡Ánimo familiares, no desfallezcáis por muy imposible que parezca!