Ser consecuentes
Comprendo que una persona enferma que no lo acepta y mucho menos lo reconoce, huya de todo tipo de tratamiento con una actitud prepotente y de auto-suficiencia pensando que él ya sabe como solucionarlo. Incluso, aunque me desagraden sus conductas, sé que quién las hace y dice no es la persona,sino el enfermo.
Pero lo que no entiendo de ninguna manera son los «períodos de abstinencia» para demostrar a los demás de que somos capaces de dejar de beber cuando queremos porque todos sabemos que cuando alguien ha enfermado, eso no es así.
Aparentar seguir un tratamiento y realizar una recuperación para qué cuando éste finalice volver a consumir, es la idiotez más grande que existe en este mundo. Es una pérdida de tiempo absurda. No tiene sentido, lo cojas por donde lo cojas.
La intención del enfermo por alcohol o drogas está clara: «Estaré un tiempo asistiendo a un programa y así mi familia volverá a creer en mí, recuperaré la confianza y credibilidad, me volverán a dejar de agobiar, presionar, recriminar y reprochar. Durante un tiempo me dejarán en paz y estaré tranquilo. Lo voy a hacer, a ver si de este modo se calma el entorno y el ambiente tenso»
El conseguir llegar hasta un centro donde otras personas han experimentado y sentido lo mismo que tú por el consumo, ya en sí es un milagro. La recuperación es dura, a veces larga, compleja, y se necesita mucha comprensión para salir de este infierno en el que nos hemos pasado tantos y tantos años. Pero, el sacrificio … ¡Vale la pena! Lo que recuperamos es la vida. Pienso que es una gran oportunidad que muchos no tienen y otros dejan escapar. Asistir pero no trabajar, escuchar otros testimonios y no oír, es lo mismo que nada. Siempre digo lo mismo y me ratifico: Esta actitud no es más que un amago de salvación. Es … nadar para acabar muriendo en la orilla.
No demos la culpa al centro, a los médicos o psicólogos, a las personas que nos quieren ayudar, a las terapias, a los familiares,… Seamos honestos y aceptemos que la culpa, cuando esto sucede, siempre es nuestra.
No se trata de abstenerse de consumir sino de aprender a vivir sin necesidad de hacerlo. Creo que la diferencia es clara y significativa.