¡Seamos honestos: Los alcohólicos no bebemos por placer, lo hacemos por necesidad!
Entendiendo lo que pasa por nuestra mente, la de los enfermos alcohólicos, probablemente los demás podrán entender esta bastarda enfermedad.
Puede que todos comencemos haciéndolo por placer, diversión, ocio, etc. pero al final ya lo hacemos por necesidad. Imperiosa necesidad. necesidad física, psicológica y social.
No buscamos el bienestar a través del consumo, buscamos el efecto desinhibidor que acalla nuestra insegura, ansiosa y temerosa existencia.
Cuando escucho a alguien tan prehistórico afirmar que dejar de beber es fácil o que bebemos porque queremos, me da escalofríos y lástima a la vez por su ignorancia.
Es urgente que empecemos a saber «de que va» esta enfermedad.
La sociedad necesita aclararse y no confundirse más cada día que pasa.
Es una enfermedad social pandémica. Cada día de bebe más, se inician los jóvenes antes, es más permisivo, se da menos ejemplo, surgen nuevos perfiles de consumidores, crece el alcoholismo femenino, crecen los motivos (para mí, siempre excusas), los planes de prevención fracasan, …
Las consecuencias de esta ignorancia social, de esta pasividad al actuar (no se trata de quejarse sino de remediarlo), de esta «normalización» del consumo, se está traduciendo en una sociedad muy, pero que muy enferma.
¡Hay que actuar ya!