¿Se puede engañarse uno mismo hasta el extremo de creérselo?

Bueno, no es de un acertijo de lo que hablo sino de esa increíble capacidad de autoengaño que nos produce el alcohol, que incluso habiendo repetido la misma conducta miles de veces haciendo una promesa o juramento sobre lo relativo a él y con sus respectivos fracasos en cada intento, ….continuamos haciéndolo y creyéndonos de verdad que esta vez va a ser cierto.

El ejemplo más típico y ya convirtiéndose en tópico se da durante esta estación,otoño.

Da igual las veces que lo hayamos perjurado pero el alcoholismo es una enfermedad tan compleja de la que no se quiere dejar de beber y siempre se dice que se va a hacer.

¿Cómo piensa nuestra mente alcohólica y llega hacia ese autoengaño?

En primer lugar nos formulamos una propuesta pero con una justificación anticipada: Por ejemplo, ¡Voy a dejarlo ya, esto no puede continuar así!

Seguidamente continuamos con la mentira pero para que nos acalle nuestra conciencia tenemos que buscar una excusa disfrazada de motivo: «Bueno, ahora podría hacerlo porque noviembre y principios de diciembre son tranquilos y no hay mucha fiesta ni jolgorio.»

Después es cuando entra la acción del autoengaño: (El pensamiento tramposo) «Mejor hago una cosa, me espero a que pase las navidades que todo el mundo beberá y me incitarán al consumo y lo intento porque si lo hago ahora, seguramente haré un esfuerzo para nada y durante las fiestas seguro que caeré. Nada, espero a principios de año y lo hago.»

Este es el ejemplo de que sí, se puede engañarse a uno mismo y creérselo. especialmente con el alcohol cuando se está enfermo y la necesidad de consumir es más grande que el deseo de dejarlo.

Esto es solo una de las miles de fórmulas, estrategias y tretas de las que nos hacemos para conseguir nuestro objetivo y prioridad: No dejar de beber

En esta ocasión nos hemos justificado posponiendo. Probablemente la próxima será comparándonos o negando las cantidades. Siempre habrá una mentira que decir.