Se necesita algo más que el «Yo puedo solo»
Dejar de beber es necesario pero no suficiente para podernos recuperar de alcoholismo.
No cuestiono que mucha gente haya podido lograr salir de un infierno como el alcohol o las drogas por sí solo, pero tengo claro que salen diez veces más con ayuda.
Pedir ayuda no es un síntoma de debilidad, sino de fortaleza.
El alcohol, con los años, nos desarma y mina nuestro juicio. Llegamos a tener una percepción muy distorsionada de la realidad, y a medida que avanzamos en fases más agudas de la enfermedad, nuestro auto-diálogo se convierte en más incoherente y fantasioso. Como todo en el alcoholismo, no es más que una de sus interminables trampas.
Comenzamos como todos: justificando, minimizando, desdramatizando y normalizando las consecuencias. Nos apoyamos en el contexto social para compararnos y sentirnos aliviados al ver que mucha gente hace lo mismo que nosotros.
El problema es que no todo el qué bebe alcohol será alcohólico, pero habrá otros que sí y esos otros (nosotros o los que se consideren como tales), en lugar de parar a tiempo cuando estamos en una fase de riesgo, seguiremos tensando la cuerda, y por culpa de los efectos del alcohol que nos van a proporcionar una falsa seguridad y confianza en nosotros mismos, pensaremos que «lo tenemos controlado».
Las primeras expresiones de alarma surgirán con lo dejo cuando quiero para continuar con otras mucho más prepotentes y arrogantes sucesivamente a medida que nos vayamos sumergiendo en ese pozo.
Esa insistencia de querer salir por sí mismo cuando estás atrapado es otra más de las consecuencias del abuso, consumo prolongado o enfermedad misma.
Personalmente, sugiero siempre a todo aquél que pueda pensar que tenga problemas, que pida ayuda y no intente hacerlo por su cuenta, porque para frenar una autodestrucción como la de estas dimensiones … a veces no es suficiente sólo con mantenerse abstinente. También hay que reforzarse, reconocer y detectar alarmas, saber porqués y cómo funciona esa necesidad imperiosa de consumir tan asociada a nuestro modo de vida para poder afrontar y mantenerse en el camino de la recuperación.