Para salir del infierno del alcohol no hay que obsesionarse; hay que concentrarse en lograrlo.
» Cuando el objetivo te parezca imposible, no cambies de objetivo; busca un nuevo camino para llegar a él» Confucio
Para comenzar, recuperarse de alcoholismo no es una meta que se negocie sino una necesidad para sanar de una enfermedad que nos está consumiendo lenta y agónicamente.
La tozudez, la autosuficiencia, el orgullo y prepotencia, los «lo conseguiré por co …», y las demostraciones a terceros, deben acabar en el cajón del olvido.
Si nos obsesionamos en recuperarnos sin utilizar herramientas, ayuda de otros, y estrategias, muy probablemente fracasaremos.
Hay que replantearse la situación de tal modo que la humildad y honestidad con nosotros mismos sea tan grande que entendamos y aceptemos la derrota por el alcohol y busquemos otra vida (otro camino, como dice Confucio) en la que el consumo y la necesidad imperiosa de hacerlo, no esté en nuestros planes.
Por lo tanto, no se trata de obsesión sino de concentración.
«En muchas ocasiones durante la recuperación, al dar un giro tan radical en la vida, adquirir un fuerte compromiso, y mantener una férrea disciplina, me han dicho que me estaba obsesionando. En realidad, no lo hacía. Me llegué a conocer tanto a base de fracasos que descubrí que para lograrlo, debía ser firme, mantenerme en ese estado inicial de bienestar, y especialmente ser muy perseverante.»
La recuperación es posible. Millones de personas lo logran cada año. La cuestión es cómo hacerla y … cómo mantenerla.