Saber aceptar una derrota para lograr la victoria

Asumir y aceptar que ya hemos cruzado el límite con el consumo de alcohol es lo más complejo de esta enfermedad.

Nuestro ego, orgullo y soberbia, nuestro «a mí nadie me dice cómo debo hacer las cosas», nuestra chulería y prepotencia patética, nuestra baja autoestima y sensación de fracaso ante los demás de claudicar en un intento que nos lleva siempre por el camino y viaje a ninguna parte, hacen que ese rechazo y resistencia a considerar que tenemos un  problema sea muy difícil.

Tomamos esa situación con una derrota y sólo, exclusivamente, cuando comenzamos a recuperarnos y comprendemos todo ese «mal viaje» que ha sido nuestra vida y trayectoria alcohólica, nos damos cuenta que la decisión de aceptar la realidad en realidad no era una derrota en sí, sino el comienzo de una gran victoria; la vida.

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