¿Qué quieres, qué buscas, que persigues utilizando el alcohol?
Porque ese es la primera diferencia significativa y tal vez más relevante de saber si eres un consumidor de alcohol o te has convertido en un enfermo: Buscar un efecto.
Buscas el efecto, ya no bebes por placer.
¿Qué buscas realmente?, ¿Qué pretendes?, ¿Qué quieres conseguir yendo todo el día colocado?
¿Buscas huir de los problemas? ¡No lo conseguirás porque el problema te acompañará siempre ahí adónde vayas!
¿Quieres olvidarlos?
Sólo los olvidarás temporalmente porque en unas horas regresaran obsesivamente a tu mente magnificados y con más virulencia.
¿Utilizas el efecto de la intoxicación para afrontarlos? La cobardía puede sumergirse por un tiempo en el alcohol pero más tarde acaba por flotar y volver a salir a la superficie.
¿Pretendes, tal vez, reivindicar tus ideales o estás disfrazando inseguridades o frustraciones con el alcohol? El alcohol nunca te permitirá que pienses por tu cuenta, sino como él te ordene.
¿Necesitas sentirte más seguro o poder interaccionar con los demás cuando vas bebido? Entonces es una lástima porque cada vez será más difícil extinguir esa conducta y acabarás por vivir una vida adulterada, una vida que crees que los demás quieren de ti y no la tuya propia.
Causas para convertirse en alcohólico puede haber muchas (personalmente la palabra causa siempre es excusa), pero para simplificar, si tu consumo es para buscar un efecto que te haga ser «otra persona» estás utilizando el alcohol para lograrlo. Y eso, simple y llanamente se llama alcoholismo. O sea;enfermedad.