Puede que dejáramos mucho atrás pero es más lo que tenemos que ganar en adelante.

La culpabilidad es el primer apellido de cualquier alcohólico. Cuando decides ponerte en tratamiento y recuperarte, ésta siempre pesa mucho. Especialmente al inicio de dejar de beber, cuando empieza a asomar la sobriedad y serenidad en tu vida, los recuerdos de un pasado del que normalmente no hay mucho que enorgullecerse hacen que se presenten insistentemente durante ese proceso.

Es cierto que «gracias» al alcohol, los enfermo perdimos mucho o dejamos por el camino. Pero también lo es que el darse cuenta a tiempo y rectificar poniéndose en recuperación es una única oportunidad de revivir, de renacer, …de resucitar.

No sabemos lo increíble que puede llegar a ser hasta que no lo vivimos, pero cuando vienes de un infierno de tortura y amargura constante como es el alcoholismo y te encuentras limpio, sobrio, fresco … comienzas una nueva vida con mucho que hacer y mucho que ganar.

Sin proyecto vital, sin ilusión, sin motivación, todo se verá muy oscuro pero a medida que el alcohol se aleje de nuestra vida, la vida volverá a nosotros.

Cuando intento trasmitir estos sentimientos y emociones es porque yo pensaba del mismo modo y lo veía todo muy gris y pesimista. Incluso «me negociaba» el para qué dejar de beber si ya había fastidiado mi vida y no había nada que hacer. En realidad ese no era un pensamiento mío, sino de mi mente alcohólica que me hacía la trampa para que  no lo dejara.

Desde esta página, nunca me cansaré de animar y motivar a todas esas personas que se encuentran en ese estado de confusión y pesimismo pensando que dejar de beber no es la solución cuando en realidad es la única opción que tienen si de verdad quieren volverse a sentir personas y disfrutar del maravilloso hecho de vivir.