Prisioneros

Presos, esclavos, sometidos,… son muchas las formas de describir la sensación de atrapados y dependiente en las que nos encontramos a una sustancia.

Es una manera de ver lo drogadictos que somos. Palabra que no nos gusta pero muy real. Esa dependencia, tanto física como psíquica, esa necesidad del suministro, de la dosis, de estabilizarnos sólo cuando bebemos …son las características de la drogadicción.

El alcohólico no acepta y reconoce su propia enfermedad, mucho menos asumirá un calificativo de este tipo, pero la realidad es otra y ésta demuestra que sí lo somos.

Lo de prisioneros ya no es simplemente metafórico sino muy literal: Nos encontramos atrapados dentro de una botella en la que al principio parece fácil salir de ella cuando nos da la gana pero con el tiempo se hace casi, por no decir, imposible.

Vivir dependiendo del alcohol ( y no sólo físicamente) es tremendamente angustioso. Necesitas el alcohol para todo:para decidir, para relacionarte, para afrontar, para pensar …

Que la botella tenga un agujero no significa que tenga una salida. La presión hace que te hundas cada vez más en lo profundo y te sea imposible salir a la superficie.

Es muy propio de todos los que enfermamos el creer que lo dejamos cuando queramos o que en el momento en que nos veamos apurados, podemos salir de ello. Pero paradójicamente es todo lo contrario: Cuanto más enfermamos, más complejo es el reconocerlo y pedir ayuda.

Sí, somos prisioneros. Tal vez presos con las celdas abiertas, pero de tanto estar encerrados en ellas, somos incapaces de sobrevivir en el exterior de ellas.

Creo que existe un momento muy delicado del inicio de la enfermedad que es en el que te es más fácil seguir bebiendo que seguir un tratamiento. De hecho, sigues auto engañando y pensando, por muchas que sean las consecuencias, que siempre estás a tiempo de salir de esta historia. La verdad es que esta trampa que nos hacemos,muchas veces es nuestra condena definitiva.