… por depresión como por euforia.
Tenemos muy asociado el beber a refugiarnos de los problemas, a hacerlo en exceso, abusando o llegando a un estado de alcoholizados y la mayoría, con la creencia de que es por un bajo estado anímico, falta de autoestima, o un bajón moral y vacío existencial.
Es cierto que por esta vía uno puede llegar a enfermar de alcoholismo pero no es la única. Por euforia, todo lo contrario, también.
Los excesos de euforia, de fantasía alcohólica, de irrealidad, puede que nos lleven a una vida sociable y de alterne con la creencia del falso mito de que los negocios se hacen en el bar, las relaciones se hacen bebiendo, y el alternar nos puede dar oportunidades de negocio o mejora económica.
La fantasía viene cuando perdemos el concepto de lo real y a todo proyecto le añadimos un componente glamuroso, pensando que el mundo de alcohol y los «días de vino y rosas» son la verdadera felicidad a alcanzar.
Al alcohol le da igual la manera por la que se llegue. Además, no tendrá piedad ni hará diferencias entre unos y otros. Una vez caído en sus garras, más que marginación o exclusión social, lo que conseguirá es auto-destruirte matando toda ilusión o atisbo de vida futura.
Del consumo y bebedor social a enfermo …sólo hay un pequeño paso. Siempre depende de nuestro fin al beber: ¿Lo hacemos por placer o con un uso y finalidad? En esta pregunta puede encontrarse muchas veces la respuesta sin necesidad de que nadie nos de un diagnóstico.
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El paso a la enfermedad es sutil y cuando se ha alcanzado es imposible volver atras, como muchos querrian; beber menos, controlar la forma de consumir, no aceptan el hecho de que al haber contraido una enfermedad se vean privados de una vida sinLeer más ..
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