Peor, imposible

No hay nada que cuestionarse o replantearse cuando hemos tocado fondo o ya estamos próximos a ello.

Ya no sirven las excusas, los «posponer», los «más adelante o algún día», ni ningún tipo de reflexión que queramos utilizar como justificante para seguir bebiendo cuando el consumo ha podido con nosotros.

Sólo hay un alternativa posible: recuperarse

Si de verdad queremos ponernos bien, debemos actuar y dejar atrás las promesas, los intentos, los juramentos y demostraciones de pastel.

¿Qué podemos perder por intentarlo con todas nuestras fuerzas y entrega? ¡Nada, ya lo tenemos perdido!

Recuperarse, ponerse en tratamiento, dejarse ayudar, aceptar la derrota ante el alcohol pero nunca las ganas de vivir, … sólo nos puede traer «ganar».

Cualquier pequeño detalle, por muy pequeño e insignificante que nos pueda parecer, es un triunfo a la vida.

Si estamos enfermos y conseguimos dejar de beber, cualquier paso será un triunfo en nuestra vida. Puede que la recompensa no se sienta o perciba de inmediato, puede que el alcohol siga constantemente seduciéndonos para que volvamos a él, puede que sea un cambio radical muy duro de digerir al comienzo, pero siempre, siempre, siempre que mantengamos esa firmeza y la convicción de ir hacia adelante, … siempre estaremos venciendo.

Partiendo de esa premisa en la cual las cosas peor … ya no nos pueden ir porque nos hemos bebido la vida, nos servirá de cimiento para construir y mejorar, por muy poco que nos parezca, hacia una vida digna, saludable, y en la que recuperaremos los valores y principios que nos definían como personas.

No creo que exista mejor motivación que este pensamiento para hoy mismo … dejar de beber y ponernos el mono de trabajo para regresar a la vida.

 

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