Pasión por vivir

Si no somos capaz de conseguir tener pasión por vivir, a pesar de las adversidades y obstáculos diferentes y constantes que se nos presentan, sin necesidad de buscar ningún efecto artificial para conseguirlo, tenemos un buen problema existencial.

Llámese drogas, adicciones, dependencias emocionales de otras personas, trastornos del estado y la conducta, o como queramos, pero la cuestión en sí es que lo tenemos bastante crudo.

De todos modos, cualquier situación que nos haga buscar un efecto para no tener que afrontar la vida tal como es como es el caso del consumo de alcohol de una manera excesiva o de abuso, prolongada, para mantenernos en una existencia permanente de huida y escape de la realidad, independientemente del nombre que le queramos atribuir, eso se llama enfermedad y tiene un nombre; alcoholismo.

La vida es fantástica y maravillosa (es la cuarta vez que lo menciono este mes en los post) y si somos alcohólicos pretendiendo recuperarnos y enterrar la botella para reinventarnos y volver de regreso a nuestra vida (no la que nos hacía vivir el alcohol) debemos tener esta actitud y convicción de que eso es cierto. No sólo pensar que la vida es maravillosa sino sentir fascinación por ella.

Si el objetivo y proyecto vital de la rehabilitación nos es alcanzar esa meta, por muy bien que hagamos programas de tratamiento y muchos sean los días de abstinencia que consigamos permanecer, al final el alcohol hará como el cartero: Que siempre llama dos veces.

¿Consumes alcohol para buscar un efecto?, ¿Buscas la pasión dentro de una botella?, … ¡Tienes un serio y grave problema!