Nunca subestimemos al enfermo … ni al rehabilitado.

Las dos caras de la moneda:

Quién no se deja ayudar (el enfermo) y quién si lo hace y consigue (el rehabilitado).

¿Son iguales? 

¡No!

¿Tienen la misma enfermedad?

¡Sí!

Lo que parece paradójico o contradictorio es , contrariamente, una gran evidencia.

El concepto subestimar (dar menos valor a la persona del que verdaderamente tiene o le corresponde), es muy delicado en esta enfermedad.

Al enfermo, porque por mucho que nos diga, nos prometa, nos jure, nos intente demostrar y aparentar … si no recibe tratamiento, siempre será mentira.

No lo subestimemos porque tiene una gran capacidad de manipulación (debemos recordar que ha pasado más años tramando que viviendo) hasta para vendernos la luna dos veces o decirnos que es capaz de fumar debajo del agua.

Al rehabilitado, recuperado, enfermo tratado … porque su capacidad, al contrario que el qué sigue en activo,es impresionante porque ha hecho un gran esfuerzo, crecimiento personal, trabajo duro y evolución para sí conseguir cualquier cosa que se proponga y por supuesto, cambiar.

Siempre hacen más ruido y parecen más los que no quieren ponerse en tratamiento o luchar por salir de este bastardo infierno del alcohol. Pero, pero, pero … hay muchos más que sí lo consiguen a diario y aunque no sean tan vistosos, demuestran, y a la vez animan,que es posible regresar a la vida escapando de la botella.

Deja un comentario

Debes iniciar sesión para escribir un comentario.