» No veas cómo iba ayer tu … «

Escuchar esta frase, una, otra, y otra vez continuamente, sobre el estado de un familiar (hijo, madre, hermano,pareja) … ¡Destroza!

Si ya de por sí es una condena sufrir la codependencia (enfermar por padecer la enfermedad de un ser querido al que sientes impotencia y frustración de no poder ayudarle), más lo es todavía tener que escuchar los comentarios de todo tipo, desde con afán de ayuda hasta los socarrones y morbosos, que te «recuerdan» la situación constantemente.

¡Qué terrible es esta enfermedad desde todas las perspectivas! Es terrible desde lo físico observar como nuestro enfermo va denigrando, autodestruyéndose y dejándose. Es insufrible la agonía psicológica de esa tortura de pensamientos, emociones y sensaciones sobre cómo, dónde estará, qué hará, qué le pasará, llegará a casa bien … y es agotadora la situación social de tener que disimular, minimizar, esconder la realidad, no poder compartir ni comunicar por la falta de comprensión e ignorancia que existe acerca de ella y el tabú que genera.

Cada vez que «le recordamos» a un familiar el lamentable estado en el que iba su ser querido, … le estamos metiendo una puñalada en el alma.

Siempre debemos tener presente que esta enfermedad no es individual, sino colectiva: cada vez que cae uno, los demás van detrás por intentar ayudarle.

 

 

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