No te cuentes cuentos
Cuando el alcohol nos hace justificar su consumo … ya no es alcohol sino más bien alcoholismo.
La justificación viene a ser la excusa continua, los chanchullos, los rollos, los cuentos chinos, las expresiones «estrella»: «Esta será la última vez, no lo volveré a hacer más, yo controlo y lo puedo dejar cuando quiera, es porque estoy pasando una mala etapa,…»
El contar cuentos a los demás y a uno mismo es la culminación de una trayectoria alcohólica complementándola con el placer y el ocio para pasar a comenzar a padecer una de las más graves enfermedades, una enfermedad del alma; el alcoholismo.
Las excusas para beber se van acabando, el repertorio es grande pero no infinito. La credibilidad, más que perderla nos la bebemos, la desconfianza se apodera de todo aquel que nos rodea, la dignidad se va perdiendo, y lo más triste es que acabamos por engañarnos a nosotros mismos negando y no aceptando.
¿Cómo sé si soy alcohólico?- me han preguntado muchas veces. ¡Muy fácil: cuando comenzamos a tener consecuencias físicas o psico-sociales por el consumo!
Por esa razón, no seamos absurdos y neguemos lo innegable: ¡No nos contemos cuentos y actuemos poniéndonos en tratamiento!
Para Bob Dylan la respuesta estaba en el viento. Para mí, en el trabajo y esfuerzo.