No se trata de obsesionarse, sino de concentrarse.

Soy alcohólico rehabilitado desde hace años y no voy por la vida de alcohólico ni esquivando botellas o personas que beben. Dejé el alcohol porque me causaba un profundo daño que se convirtió casi en irreparable a nivel físico, psicológico y social. Tuve la suerte de aprovechar la oportunidad para rehabilitarme y en ello sigo.

No importan los años que lleve sin beber, importa la calidad que tengo de ellos.

Por eso, nunca me olvido de lo que soy y de dónde vengo. No me obsesiono, pero mantengo las alarmas y ante cualquier señal de peligro o riesgo, las activo.

Nunca he confundido obsesión con concentración: Lo primero puede ser patológico, lo segundo, la concentración, es sana y reparadora.

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