No se acaba nada, comienza todo.
Me resulta gracioso ver como durante estas fechas la gente se deprime y viene abajo porque «se acaba el consumo». Celebramos un año nuevo por delante, un año para poder vivirlo y los que tenemos suerte, con salud y bienestar.
No celebramos sólo los primeros días a base de mucho consumo y deseos de prosperidad junto a buenos propósitos que se desvanecen el día siete u ocho.
Esa pseudo-depresión, bajón o vacío de estas fechas en las que en un plis plas todo vuelve a la normalidad: ruido, ajetreo, estrés, trabajo, niños, colegios, tráfico, vuelta al trabajo, etc. se padece porque en realidad no estamos celebrando un año nuevo de vida, sino un período de finalización y un comienzo con un buen baño de realidad.
Nosotros, los enfermos alcohólicos rehabilitados, debemos ser y permanecer un poco atemporales: no estar pendientes de unas fechas que marca un calendario consumista.
Debemos afrontar la vida cada día, cada hora, cada momento como una oportunidad que se nos ha brindado de vivir bajo la serenidad y sobriedad, saboreando la contemplación y todos aquellos pequeños detalles que el alcohol hizo que nos perdiéramos.
Nosotros no nos podemos permitir el lujo de tener vacíos; tenemos mucho trabajo por delante y mucho que vivir.¡Comencemos pues ese nuevo año con ilusión, fuerza y motivación!