¿Y por qué yo no puedo beber y los demás sí?
Esta es la verdadera losa que nos dificulta la capacidad de comprensión: la comparación social.
Siempre nos fijamos en los demás sin tener contexto y nos escuchamos u observamos poco a nosotros mismos.
Los enfermos alcohólicos bastante tenemos con nuestro problema para ir por ahí fijándonos en los consumos de los otros.
En el alcoholismo, …nada es lo que parece.
A veces nos da la impresión de que todo el mundo que bebe, lo hace bien. Eso nos cabrea porque a los que hemos enfermado nos frustra, ya que nosotros no lo «hacemos bien» no por buena intención y deseo, sino por necesidad.
Cuando nosotros no podemos beber … es porque el alcohol ya ha pasado de ser un complemento placentero o un tipo social de recompensa para convertirse en un suicidio lento y agónico en busca de un efecto de escape de nuestra propia existencia.
No podemos beber porque hemos enfermado, y si hemos enfermado todo lo que sea consumir es lo mismo que autodestruirnos o prolongar nuestra agonía.
¿Lo qué hacen los demás? Eso no debe ser nuestra guerra.
Hay una máxima crucial en la recuperación: Primero ponte bien tú, y una vez que tú estés bien, lo estarás con los demás.
Si yo fuera alcohólico y estuviera en una fase de contemplación y gravedad, me dejaría de rollos y comparaciones y correría a pedir ayuda.
Hay muchas cosas que bajo los efectos del alcohol no entendemos pero que con la misma recuperación se nos va dando la respuesta.