No poder dejar de beber puede ser causa de un mal planteamiento.
Sé los que sufrimos las personas que estamos atrapadas en el alcohol e intentamos una y otra vez desesperadamente dejar de beber sin éxito. Esa enorme cantidad de experimentos e intentonas que están abocados al fracaso, nos desgastan y frustran, nos derrotan y cada vez nos queda menos fuerza para volver a intentarlo porque pensamos que no podremos conseguirlo.
Pero a veces no conseguimos dejar de beber por hacer un planteamiento incorrecto:
La pregunta no es » ¿Podré dejar de beber?, sino dándole la vuelta y con un enfoque mucho más positivo y optimista, preguntarnos ¿Quiero dejar de sufrir?
En esta enfermedad somos nosotros quiénes tenemos la responsabilidad de obtener éxito o fracaso. Por eso no hay que rendirse jamás y por muchas veces que se haya intentado, hay que continuar. Tal vez algún día nuestra mente entienda que ya no se trata de beber o no beber, sino de elegir seguir padeciendo y muriendo lenta y agónicamente con cada trago o escoger dejar de sufrir ya de una vez y poder volver a vivir.
Cualquier enfermo, por muy mal que esté, por muy derrotado y avergonzado que se encuentre, «firmaría» pasarlo mal unos pocos años para pasar muchos más bien, en paz y tranquilidad.
Se trata de eso: sanar y recuperar el bienestar con uno mismo y con su vida. Se trata de dejar de sufrir, no de beber.