No nos podemos permitir el lujo de ser derrotados por una mierda de botella.

Observo la derrota y la rendición a diario por causa del daño que el alcohol hace en las personas, tanto enfermas como familiares, y tengo sentimientos contradictorios: Por una parte me entristece, por la otra me motiva a comprender mejor y seguir trabajando sin descanso para poder trasmitir el mensaje esperanzador de que siempre es posible salir del maldito y bastardo infierno del alcohol.

Cuando nos «quitan» el alcohol de nuestras vidas, padecemos un gran vacío existencial. Nada nos llena tanto como el efecto que nos daba. Así de cruel y duro es el alcoholismo: además de destrozarnos la vida, seguimos echándolo de menos y con una profunda añoranza.

Y sobre la temática de esa sensación de vacío es donde quiero reflexionar:

Todos los alcohólicos al comenzar un tratamiento tras previamente desintoxicarnos, coincidimos en que a nuestras vidas les falta algo. Que el dejar de beber nos ha supuesto un gran vacío en la vida, robándonos posibles y futuras ilusiones sin él. Que es una fase muy depresiva y angustiosa.

Pero cuando comenzamos a progresar y aprender a vivir sin beber nos damos cuenta de que todo era una falsa ilusión y trampa que el circuito de nuestra mente, empapado de alcohol todavía por los años de consumo, nos hacía.

El verdadero vacío está en cuando estamos consumiendo. Un vacío y una entrega total de nuestras vidas a la botella. Ahí sí que hay un vacío vital. Por eso, debemos acordarnos y tener buena memoria qué cuando al recuperarnos, sintamos ese vació sin alcohol, cuan duro era el que teníamos mientras bebíamos.

Nuestro lenguaje interno debe ser duro, guerrero, espartano …

No nos podemos permitir el lujo de deprimirnos, de irnos hacía abajo, de hundirnos, de desilusionarnos, de creer que no somos capaces, …

Yo siempre pienso lo mismo: Si pude con la botella, puedo con todo. Que traducido en mi jerga, le guste a quien le guste, es el mensaje que me ha hecho superarme y evolucionar: Lo que no me destruye, me hace más fuerte.

En resumen, ni vacíos ni hostias. A trabajar muy duro, a entrenarse cognitiva y emocionalmente para no tener que regresar jamás al sitio de donde venimos.

 

1 Comment

  1. Enrique Román Martinez en Facebook el 19 noviembre, 2016 a las 8:46 am

    Buenos dias, es cierto no deberiamos haber sido derrotado/as nuncapor una botella de alcohol.Leer más ..

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