No me interesan las causas, me interesan las soluciones.
Así resumo todo el mensaje que pretendo trasmitir día a día: ¡Hay que buscar soluciones!
En realidad no significa que no considere las causas importantes o relevantes en esta enfermedad del alcoholismo, pero de qué me sirven las causas si los enfermos no le ponen soluciones.
¿Solución es sólo tratamiento?
No, el tratamiento es imprescindible pero no suficiente. Es más importante la actitud y predisposición del enfermo a recuperarse que cualquier tratamiento eficaz existente.
Soluciones son estrategias, cambios en la conducta, re-aprendizaje, habilidades sociales y cualquier situación en la que la persona que ha vivido el infierno del alcohol, al dejarlo sepa adaptarse y convivir con los demás y con el mismo sin necesidad de agarrarse a ninguna sustancia.
Hay que comenzar a extinguir ya de una vez los clichés y estereotipos que planean sobre esta enfermedad. hay que actuar, hay que ayudar, hay que intervenir, no hay que avergonzarse o sentirse un bicho raro cuando nos hemos convertido en alcohólicos.
Apelo a mi reflexión preferida en la que me ratifico más cada día que pasa: Prefiero ser alcohólico que imbécil. El alcoholismo tiene soluciones y tratamiento, la imbecilidad no.
Por eso, independientemente de las causas, cuando hayamos enfermado, el único camino que nos queda para ponernos bien es recuperarnos. Eso es futuro, causa … es pasado y ya no se puede hacer nada para cambiarlo.