No me considero «tan» enfermo

«¿La ilusión ? Eso cuesta caro. a mí me costó vivir más de lo debido» Juan Rulfo

 

Esta expresión es un mecanismo de defensa creado durante el proceso de enfermar para no querer dejar de beber.

Es cierto que desde afuera, nos da la sensación de arrogancia y prepotencia cuando se manifiesta esta actitud en una persona que cada dos por tres tiene incidentes o consecuencias graves por el consumo, pero en realidad es una conducta más propia de la misma enfermedad;el alcoholismo

Somos traicionados por nuestra propia mente.

Nos vamos convenciendo y engañando nosotros mismos de tal manera que perdemos el sentido de la percepción: Ya no discernimos de lo real o lo inventado.

Nuestro lenguaje alcohólico hace que nos enviemos mensajes erróneos para justificarnos ante tanta incoherencia. Por una parte sentimos mucho remordimiento y arrepentimiento cuando la hemos liado grande abusando del alcohol, pero por otra,una «vocecita» nos anima en creer que sólo ha sido ocasional y que seguramente en un futuro no volveremos a repetirlo.

En este bucle podemos tirarnos años y años. Podemos tener accidentes varios, disputas, rupturas emocionales, despidos o fracasos laborales, comportamientos inadecuados, distanciamiento de las personas que nos quieren, aislamiento social progresivo, … que seguimos yendo a «piñón fijo» y auto convenciéndonos de que no ha sido culpa del consumo, sino de otras circunstancias (crisis, mala suerte, que no hemos topado con las personas adecuadas, etc.)

La dificultad de esta enfermedad está en saber sortear las trampas que nuestra propia mente nos pone y la intoxicación de la sustancia, anestesiando nuestros sentidos y emociones, ayuda todavía más a hacerlo.

Esta situación (el no creerse tan enfermos como los otros) en teoría no debería ser normal pero tratándose de alcoholismo, forma parte de la enfermedad.