No hay lugar para la auto-negociación

  1. Dudar de la autenticidad de nuestra enfermedad cuando sí la tenemos y sí nos ha sido claramente diagnosticada, no es más que una consecuencia propia de la misma.

El » ¿Estaré tan enfermo realmente?, ¿ Seguro que yo solo no podré controlarla?» no son más que sabotajes a nuestra mente para ceder y rendirnos.

Un tratamiento y una buena recuperación requiere de muchas cosas pero hay una que nunca debe fallar: La convicción. Hay que tener muy claro y mantenerse muy firmes aceptando y sabiendo qué y cómo somos.

Por eso, no hay lugar para negociaciones.

Toda negociación no es más que una llamada de nuestra mente alcohólica reclamándonos su presencia y que le dejemos entrar y actuar otra vez en nuestras vidas.

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