Que no interese no significa que no sea interesante.
Parafraseando la famosa e ingeniosa respuesta de Camilo Jose Cela:
» … no es igual estar dormido que estar durmiendo, como tampoco es lo mismo estar jodido que estar jodiendo.»
digo que no es lo mismo, extrapolándolo con mucho significado a la temática del alcoholismo, el qué no interese no significa que no sea interesante.
En una sociedad y cultura de nombre consumismo y de apellido justificante, hablar sobre alcoholismo, entendiendo este más allá de la enfermedad, como una problemática social en la que el uso prolongado, el abuso, el mal uso, o la falta de control en su consumo con las graves y catastróficas consecuencias que crea, no interese mucho descubrirlo, destaparlo, o extenderse en los verdaderos datos y cifras, hace que una situación muy interesante y preocupante sea constantemente justificada, minimizada y suavizada irónicamente por los intereses … creados.
Cuando yo bebía y me hablaban sobre alcohol … ¡no me interesaba en absoluto!
No me interesaba porque no quería saber nada ni sentirme mal por reflejarme, no me interesaba ver mi realidad, no me interesaba saber sobre las consecuencias ni poder destructivo, no me interesaba pensar en lo qué me había convertido y como me había autodestruido porque me sentía peor y más culpable.
Evitaba cualquier información que me pudiera «cortar el rollo». Mi conducta alcohólica prepotente y soberbia hacían que girara la cara hacia otro lado.
Comprendo que las personas que están implicadas en el consumo hagan lo mismo y mantengan una complicidad porque el alcohol nos vuelve muy cobardes y una vez que entramos en su juego, siempre nos inclinamos por defenderlo, argumentar o justificarlo porque de lo contrario sería reconocer que tenemos problemas con el consumo, y eso, para una persona enferma resulta bastante complejo aceptarlo y asumirlo.
Por lo tanto, prefería ser avestruz y esconder la cabeza creyendo que nadie me veía antes que afrontar y enfrentarme con la auténtica realidad de lo que me sucedía.
Hoy en día, en términos generales, sigue sucediendo exactamente lo mismo: la temática del alcoholismo no interesa porque, además de haber muchos intereses económicos creados, hay muchas personas que si no son enfermos, llevan camino de ello.
En resumen, una problemática tan interesante y digna de estudiar e intervenir con urgencia, resulta que siempre se deja al margen o para el final de la lista de la compra de las preocupaciones.
Me ratifico: que no interese no significa que no sea muy interesante.
1 Comment
Deja un comentario
Debes iniciar sesión para escribir un comentario.
Por no decir de los que pretenden con prepotencia y absoluta falta de humildad, explicar lo bien que han aprendido a beber después de varios «incidentes».