No es necesario que las consecuencias siempre sean trágicas

Tendemos a creer que somos «menos» alcohólicos cuando por beber y ser enfermos no hemos sufrido consecuencias vistosas, aparatosas, o trágicas. Muchas veces,incluso, nos reforzamos en esa circunstancia pensando que el consumir, aunque haya sido en abuso, en grandes cantidades, con bastante frecuencia, y prolongado, no nos ha afectado.

Las «otras» consecuencias por toda esa forma de beber tal vez sean más silenciosas, se camuflen mejor, se puedan disimular, y aparentar un saber consumir aunque este no sea normal ni prudente.

¿A qué otras consecuencias me refiero cuando digo a que nos puede derivar si llevamos años bebiendo con regularidad en grandes cantidades y no nos han afectado?

Pues hay muchas que aunque parezcan invisibles, repercuten en nuestra persona y en otras terceras que han estado ahí, viendo el decrecimiento progresivo por el consumo: Dejadez personal y física, abandono de las responsabilidades. Desgana,desilusión, y desencanto. Sedentarismo e inactividad. Deterioro cognitivo. Pasividad, apatía, y un estado de autocompasión, quejas constantes, enfado con el mundo en general, rencor acumulado, y frustración por lo que pudimos hacer y no hicimos.

Pero esas son más bien consecuencias que no queremos atribuir nunca a la botella sino a la mala suerte, a la sociedad, al sistema, y a la vida en general.

No hace falta llevar el sello de alcohólico o haber hecho un programa y seguir un tratamiento para serlo. Muchos pueden estar enfermos y al no haber tenido ningún detonante serio que les haya hecho reaccionar, hayan ido sumiéndose lentamente en la enfermedad sin ser conscientes.

Pero en realidad, las más duras son las que han soportado las personas que teníamos al lado en nuestras vidas, que se han entregado y luchado sin saber qué nos pasaba, y han estado siempre ahí sacrificando incluso la suya propia, para animarnos y ayudar a sobrellevar nuestra enfermedad ignorada.

En resumen, no todas las consecuencias del alcoholismo necesariamente deben ser de portada de prensa. A veces duelen más las silenciosas.

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