¡No es mi guerra!
Siempre me he aferrado a esta expresión para acabar con el caos y la confusión que el consumo prolongado y abuso de alcohol me produjo.
Al llegar a la decisión de abandonar el infierno del alcohol, tuve que posicionarme ya que tenía múltiples frentes abiertos y todos los pilares de mi vida estaban derruidos.
No había nada que hubiera hecho bien en las últimas décadas. Mirara por donde lo mirara, todo lo que había construido era muy frágil y vulnerable porque lo había cimentado sobre una botella.
Necesitaba, primeramente localizar al mi verdadero enemigo para saber contra quién debía de luchar.
Siempre atribuí la culpa a todo lo externo: la maldita sociedad, mala suerte, el sistema, etc. para luego reducirlo a al alcohol a base de asumir y reconocer con mucha honestidad que era él quién me había vencido y derrotado.
Entonces comencé una guerra contra el alcohol, una guerra equivocada porque aunque fuera cierto que fue el alcohol quien arruinó mis proyectos, mis ilusiones, y mi vida … no era el verdadero enemigo, sino simplemente la arma que éste empleaba contra mí.
Al final, después de mucha reflexión e introspección, me sentí aliviado al poder descubrir el verdadero y real enemigo: ¡Yo, yo mismo!
Todo mi ser, mi manera de pensar, mi forma de actuar, mis creencias distorsionadas, mis miedos y temores, mi aprendizaje, mi modo de ver la vida y el mal enfoque que le había dado desde muchos años atrás, … ¡Ese era el verdadero enemigo!
Mis fuerzas fueron aumentado a medida que iba reduciendo los frentes e iba clarificando contra quién debía luchar realmente.
Entonces decidí que todo aquello que no era mi guerra no me interfiriera en mi proceso. Me concentré en guerrear contra es «yo» que siempre necesitaba de un efecto para no enfrentarse a sí mismo porque era tan cobarde que sin ir colocado o drogado, era incapaz de hacerlo.
Actualmente sigo pensando de la misma manera: Puedo preocuparme por otras cosas, me pueden interesar, no me es indiferente todo lo que sucede a mi alrededor, y tengo en ocasiones mucha tristeza de ver la codicia, egoísmo, y falta de valores en la que entre todos, hemos convertido esta sociedad.
Pero ello no me despista ni me descentra. Mi guerra es otra ahora mismo, y todo aquello que no sea mi guerra … no puedo desgastarme en hacerle frente porque bastante tengo con lo mío.
Este planteamiento puede aparentar ser egoísta, pero para un alcohólico es la única clave para, más que vencer, andar por un camino distinto y poder crecer y mejorar como persona. Tal vez conseguido ese objetivo, podamos ser útiles en otras causas.
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Buenos dias, la verdad es que todo el mundo, o casi todo el mundo cuando comenzamos la recuperación-rehabilitación luchamos contra factores externos, cuando el verdadero enemigo esta dentro de nosotros.Leer más ..