No equivocarse de guerra
Si ya es duro y absurdo estar metido en una «guerra», con un conflicto permanente contra el que hay que batallar muy duro para, al menos si no salir vencedor, no salir vencido como es el alcoholismo y el esfuerzo de la recuperación, peor lo es equivocarse de guerra.
Lo que en la realidad parece sencillo, en la dimensión del consumo siempre es mucho más complejo, a pesar de parecernos evidente.
Los enfermos alcohólicos durante nuestra trayectoria de consumo hemos estado inmersos en infinitas batallas luchando contra un enemigo, la botella, que siempre nos tumbaba y derrotaba.
Afortunadamente, muchos tenemos la oportunidad de dejarnos ayudar y aspirar a una vida tranquila y de bienestar sin los duros ataques de los efectos colaterales del abuso y mal uso del consumo, cuando decidimos empezar a rehabilitarnos.
Pero eso no no es una batalla más ni una guerra, es «La guerra». Probablemente la más importante que deberemos lidiar en nuestra vida si la queremos volver a recuperar.
Por eso, cuidado a ir por ahí guerreando y perdiendo fuerzas en vano, desgastándonos luchando en situaciones o conflictos que no son los nuestros.
Es cierto que cuando uno comienza a mantenerse un tiempo abstinente y mejora muy rápido porque el consumo ya no le crea discusiones ni reproches, ni tampoco le crea o añade más conflictos, enseguida tiende a pensar que todo ya esta controlado y a punto de terminar. Es entonces cuando se confía y baja la guardia metiéndose en otras guerras que ni le van ni le vienen. Y ahí es donde se debilita y convierte en vulnerable.
Se convierte en vulnerable porque el alcohol y las drogas siempre juegan sucios. Entonces, cuando menos nos los esperamos, atacan otra vez y si nos cogen desprevenidos y desarmados, … vuelven a vencernos.
Está muy bien toda esa buena intención de intentar salvar al mundo y luchar por causas nobles, pero como siempre digo y tengo clarísimo clarinete, nuestra guerra sigue siendo el alcohol y el consumo en general hasta el resto de nuestros días.
Quién lo tenga claro, le será más fácil no desgastarse ni perder energías más que en salvar su propia vida.
Tal vez algún día, esa gran guerra se apacigue y nosotros ya estemos más bien. Entonces podremos ayudar y participar en otras causas. Pero de momento, y un «momento» que puede durar mucho, centrémosnos en lo nuestro.
Todo lo demás … discúlpenme pero no es mi guerra.