No debemos convertir todo esto en «un sálvese quien pueda»

Entiendo que ya estamos metidos de lleno en una sociedad competitiva, agresiva, donde priva lo individual y la apariencia sobre lo humanitario y grupal. Comprendo que los intereses mandan y que cada uno ya tiene sus problemas para ir cargándose con los de los demás, pero no comparto ninguna de estas actitudes tan «normalizadas» cuando se utilizan en el alcoholismo y ayuda a las personas que padecen esta enfermedad.

Soy un gran defensor de los familiares codependientes que padecen por culpa del alcohol, incluso siendo alcohólico y habiendo hecho muchas fechorías, comportamientos inadecuados y haciendo sufrir muchas veces a ellos, pero es necesario que todos juntos entendamos, en lugar de pelearanos o seguir enfadados unos con otros, que los enfermos alcohólicos necesitamos mucha ayuda. Debemos comprender que es una enfermedad y que nos comportamos y actuamos de este modo por culpa de ella. Los que me conocéis sabéis que jamás intentaré justificar o buscar un atenuante en el consumo, pero lo que sí sé cierto porque lo viví muchos años es que los enfermos estamos tan debilitados, tan bajos de moral, con tanta carencia de autoestima, y nos sentimos tan culpables, que sin ayuda, comprensión, paciencia y perseverancia con nosotros, es muy difícil y complicado salir de este infierno.

Es cierto que lo hemos intentado muchas veces y siempre hemos engañado a los que nos han intentado ayudar y que los resultados suelen ser más malos que buenos, pero por aquellos que hoy están muy enfermos pero mañana puede que estén recuperados, pensemos en ayudarles a pesar de todo lo que nos han hecho, no desesperemos, y especialmente … no entremos en «el sálvese quien pueda» porque el alcohólico está tan hundido que aunque quiera salvarse, sin ayuda le resultará imposible y eso significa que con nuestro cansancio o impasividad, le condenaremos.