No hay amigos con alcohol, con alcohol no hay amigos.

Freud decía: » He sido un hombre afortunado en la vida, nada me resultó fácil» .Me encanta esta reflexión, pero yo le añadiría:  » … y tuve buenos amigos»

Siempre he estado agradecido de ser alcohólico y muchísima gente no lo entiende. El ser alcohólico es tener una enfermedad mental de la que te puedes recuperar y «reponer» dependiendo de ti mismo y tu propia capacidad de comprensión, introspección y reflexión. Evidentemente influyen otras variables y hay mucho trabajo detrás de eso para que suceda.

Sin embargo, esta hostia que le dio la vida a mi ego y vanidad, me sirvió para ver las cosas desde una perspectiva muy diferente, especialmente humana.

En los tiempos que corren y con lo que escasean los principios y valores humanos, el qué los tiene, lo tiene todo.

Por eso, si tuve que enfermar y pasarlo muy mal para poder llegar a saber querer y volver a tener buenos amigos (gracias Aina y muchas felicidades) y maravillosas personas que se me van cruzando en mi recuperación … ha valido la pena rozar el infierno.

Hay que vivirlo para entenderlo, pero es tal cual como lo narro.

Si hay una evidencia irrefutable e incontestable: Si la botella está en medio, es imposible que un amig@ o cualquier ser querido esté por delante.

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