Ni un solo despiste
«El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar» Sun-Tzu
Las personas que hemos enfermado de alcohol no podemos permitirnos el lujo de perder la concentración. Eso no significa que tengamos que vivir obsesionados,pero tampoco llegar al otro extremo y despreocuparnos.
» Ni un solo despiste», ¡Esa es la máxima!.
Un despiste puede convertirse en la vuelta al infierno. Es lógico que al dejar de beber cambie nuestro mundo y la percepción que tenemos de el, que las cosas mejoren,que todo en general (ambiente,entorno,vínculos afectivos,equilibrio emocional,etc) funcionen de una manera más ordenada y positiva,pero lo que no va a cambiar es el mundo en sí,el mundo seguirá igual que cuando bebíamos.
Nos encontraremos con dos cambios muy grandes: nosotros seremos diferentes y la relación con la sociedad, aunque ella siga igual que cuando la «dejamos» al salir de nuestro estado permanentemente anestesiado,la visión que tendremos de ella nos parecerá completamente distinta.
Por ello,el hecho de no beber no significará que no existan adversidades como a cualquier otro ser viviente. La diferencia estará en saber encajarlas sin necesidad de apoyarse otra vez en el alcohol.
Sobre los despistes, puede que en una persona que nunca ha tenido problemas con el consumo,quede simplemente en eso, …en un despiste. Pero,a nosotros,nos puede resultar como un detonante que encienda la mecha de nuestra perdición.
Dejemos de beber por egoísmo personal (para salvar nuestra vida) y social (adaptémonos a lo que hay sin decepcionarnos e intentemos superarlo)
Más allá del alcohol,hay vida aunque éste se empeñe en decirnos todo lo contrario.
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