¡Necesito una copa!
«Menos neones y más emociones»
Un alcohólico siempre necesita una copa. Siempre le hace falta una copa de más. Desea y necesita beber hasta donde puede y un poco más.
«¡Necesito una copa!» es una expresión muy de película. El cine y las series de televisión siempre nos venden el alcohol como premio o recompensa a un trabajo bien hecho. La poca imaginación de los guionistas,o tal vez su complicidad e implicación con el consumo,convierten esta expresión en un final feliz.
En la vida real es otra historia. Necesitar una copa para desahogarse o evadirse es sólo una mera excusa. Cuando nosotros decimos: necesito una copa,nos estamos refiriendo a otra cosa. Queremos decir que necesitamos una,otra,una tercera,otra próxima,veinte más seguidas si es posible,e incluso una penúltima para el camino.
El enfermo alcohólico hace tiempo que dejó de buscar el placer del consumo,sino que su única intención es conseguir el efecto. Pero no un efecto inicial que puede desear una persona normal o sana con el consumo de alcohol. No,busca un efecto anestésico. Un efecto devastador. Le es indiferente cual sea su estado: si está con ansias para beber,necesita «colocarse»,si por el contrario está de bajón,irritable o inestable con síntomas de abstinencia necesita estabilizarse.
Las personas que trabajamos bien la rehabilitación y seguimos en un programa de recuperación eterna,tenemos muy claro que el mundo no va a cambiar,sino que somos nosotros quienes debemos hacerlo. Pero,no estaría mal que algún día,los finales de recompensa en la ficción,terminaran con un:necesito un abrazo,una tertulia,un paseo.[youtube]http://youtu.be/4F0ytNzHDj8[/youtube]