Miedo al miedo

Es absurdo, pero muy real.

Para poder tratar y comprender a un enfermo alcohólico, primero hay que saber cómo piensa él.

Se da por supuesto que me refiero a un alcohólico en proceso de rehabilitación que intenta abandonar ese infierno en el que se ha visto metido durante tantos años, ya que de un enfermo alcohólico en activo, al estar intoxicado, resulta muy complejo entenderle porque su necesidad y prioridad de consumir le hacen muy inestable e imprevisible.

Desde el momento que aceptamos y reconocemos nuestra enfermedad … ya tenemos medio camino recorrido. El problema viene en el otro resto que falta.

Los alcohólicos somos personas que para enfermar hemos tenido un mal aprendizaje, una percepción muy distorsionada de la realidad, una gran inestabilidad en general (emocional, económica, familiar, laboral, etc.) y casi con toda seguridad hemos vivido más tiempo entre el conflicto, la vergUenza, culpabilidad, y remordimiento que en el bienestar.

Al comenzar ese proceso de superación de querernos recuperar, cuando llevamos un tiempo abstinentes y tomamos conciencia de nuestra enfermedad desde la sobriedad y serenidad de nuestros propios pensamientos …¡Nos entra mucho miedo! Miedo traducido en dudas, inseguridades, angustia, ansiedad, temores en general que nos paralizan o nos entristecen por falta de confianza en nosotros mismos.

Partimos de menos cero para reinventarnos y hacer una nueva versión de nosotros. De ser aquellos desalmados e inconscientes irresponsables, desorganizados, que sólo idolatrábamos a un dios;la botella, ahora de repente nos encontramos que con cierta edad debemos enfrentarnos y afrontar la realidad sin sustitutos y apoyos, sin efectos no fantasías. Una realidad pura y dura donde hay que tomar decisiones, hay que reaprender a ser responsable con los demás y con uno mismo, adquirir una fuerte disciplina, y trabajar con mucha entrega y esfuerzo para intentar solucionar en lo máximo posible todo aquello que estropeamos durante años.

Eso, más que miedo de vértigo. Tenemos esa sensación de vacío y de miedo en general porque no estamos acostumbrados al orden, la tranquilidad, y el bienestar.

Durante mis primeros años de recuperación, cuando las cosas me empezaban a ir bien, llegué a pensar que no me lo merecía. La herencia y el peso de mi conducta alcohólica no me lo permitían. Me sentía muy inseguro porque el alcoholismo se bebió mi dignidad y autoestima y tener que recuperarla era una tarea muy, pero que muy compleja.

Esa fase del “miedo al miedo” no está en los manuales, ni en los métodos ni técnicas, no está en una guía, … está en nuestro interior, en la capacidad y fuerza de saber entender y gestionar este estado de ánimo tan kafkiano y saber salir de el más reforzados.

No hay pautas que yo pueda describir porque soy de la creencia de que cada enfermo es distinto aunque la enfermedad es la misma, pero si tuviera que decir una técnica personal que utilizo en mi lenguaje interno, sería la que de hecho me digo siempre que me entra miedo, temor, o angustia: ” No me mataron cuarenta cervezas y media botella de wisky diarias durante venticinco años, … ahora no me matará esto”

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