Mentir y mentirse
Mentir, es por excelencia, el gran denominador común de esta enfermedad.
¿Por qué mentimos? Mentimos como mecanismo de defensa. Somos seres sociales y nos adaptamos a las circunstancias. Evidentemente «nuestras circunstancias» se convierten en muy especiales.
Mentimos de varias maneras: Por no preocupar, por ocultar, por vergüenza, por no aceptar, Mentimos omitiendo, inventando, falseando y confabulando. Mentimos para sobrebeber (seguir viviendo y bebiendo a la vez). Mentimos para encubrirnos, mentimos por mentir de un modo automático, mentimos tanto que llegamos a dseconectar de la verdad de tal manera que ya no diferenciamos la propia mentira de la verdad.
¿Mentirse? Eso ya me parece más patológico. Mentirse a uno mismo llegando a creerse sus propias mentiras tiene otra intencionalidad: justificarse, minimizar las consecuencias, desdramatizar y para aliviarnos del propio sufrimiento y la tortura que nos crea la propia acción.
¿En qué mentimos? Mentimos en las cantidades de consumo, en las frecuencias, en los escenarios (con quién hemos estado, qué compañías,etc), con el dinero, con el tiempo dedicado a consumir, con todo en general.
Actualmente me cuesta comprender (digo actualmente porque cuando yo consumía no era capaz de darme cuenta) por qué nos esforzamos en hacerlo tan mal. Mentir 25 horas al día, 366 días al año, … es una agonía, un sufrimiento y una tortura. Es una carga muy pesada.
Hay un millón de excusas para no querer de dejar de beber, pero hay diez veces motivos más para sí hacerlo. Este, el de mentir más que hablar, es uno de ellos.